Mensaje en una botella.

-Tranquilo, no tengas miedo.

+No tengo miedo, he visto borrachos muchas veces.

-¿Qué pinta tienen?

+No hay mucho que ver, bueno, no tanto como ellos parecen creer. ¿Cuánto es lo bastante borracho?

-Buena pregunta... (...). La respuesta es que depende de las células del cerebro, con cada vaso que te tomas acabas con cientas de esas células, pero eso no importa; primero mueren las de la tristeza y por eso estas sonriente, luego mueren las del silencio y lo dices todo en voz alta aunque no haya ninguna razón, pero eso no importa porque después mueren las de la estupidez y hablas con inteligencia y por último...las células de los recuerdos, esas son más difíciles de borrar.

(...)